La contaminación del Arrecife Mesoamericano
México, Belice, Guatemala y Honduras son los cuatro países que comparten el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM) que se extiende por mil kilómetros de las costas caribeñas de dichas naciones. Es la segunda barrera de arrecife de coral más grande del mundo.
En 2020, la iniciativa Arrecifes saludables para gente saludable (Healty Reefs for healthy people) analizó 286 sitios, de los que 73 se encuentran en Honduras y 10 en Guatemala.
Según el reporte, el número de sitios clasificados como pobres, pasó de 37% (2018) a 46% (2020). En el mismo período de tiempo, el número de sitios buenos disminuyó del 13% al 8%. Guatemala y Honduras, son los países en donde la situación es más crítica, debido a la pérdida de biomasa de peces comerciales y herbívoros.
Esta tendencia se ha mantenido constante durante los últimos cinco años y se manifiesta en el blanqueamiento de los corales, una enfermedad que podría estar asociada al exceso de nutrientes depositados en las aguas del Caribe de Mesoamérica (proveniente de aguas no tratadas y otros residuos orgánicos y de origen químico).
La situación en el SAM es tan grave que, en los alrededores de la Península de Yucatán, la enfermedad ya afectó hasta el 98% de algunas especies de coral. “Cuando nos acercamos a la pérdida de entre el 90% y el 98% de una especie en particular, bien podríamos hablar de la desaparición definitiva de esa especie”, dijo Nallely Hernández, co-creadora del “Plan de acción del Síndrome Blanco en arrecifes del Caribe mexicano”.
Aunque aún no hay indicios concluyentes de que la contaminación de los océanos sea la causante directa de esta enfermedad, aunque sí se ha comprobado que la mala calidad del agua ayuda a la propagación de virus y bacterias dañinas para los corales.
“Algunos bancos, al sur del estado mexicano de Quintana Roo todavía no mostraban (al momento del estudio) signos de enfermedad, quizá por su lejanía de la costa. Esto (sin embargo), refuerza la hipótesis de la relación de las aguas residuales y la contaminación de la costa al mar con la enfermedad”, agregó Hernández.
Para Ian Drysdale, biólogo hondureño y coordinador de Healthy Reefs en Honduras, es claro que el cambio de hábitos de consumo, así como la participación activa de la población, son clave para revertir esta situación. “Somos nosotros quienes elegimos a las personas que nos gobiernan, y si seguimos tomando las mismas decisiones, continuaremos con los mismos problemas”.
Aunque el Motagua no es el único responsable de la descarga de aguas residuales en el océano Atlántico, es indudable que forma parte de esta problemática. “Si como consumidores no exigimos a las marcas a cambiar sus procesos productivos por unos sostenibles y en armonía con el medio ambiente, estamos permitiendo que nuestros recursos naturales se mueran”, añadió el biólogo hondureño.
Honduras analiza demanda internacional contra Guatemala
Empresarios y autoridades hondureñas analizan desde hace más de una década interponer una demanda internacional ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) contra el Estado de Guatemala para indemnizar a Honduras por los daños irreversibles que causa la basura que arrastra el Río Motagua.
Distintos gobiernos de Honduras y Guatemala llevan años buscando una solución a los desechos que flotan por el caudal hasta las costas hondureñas, pero a criterio de los afectados, los presidentes no hacen nada y solo han sido promesas desde hace más de una década.
Para la presidenta de la Cámara de Comercio de Omoa (CCO), Maribel de Umaña, el impacto de esta problemática ambiental deja mal visto ante el turista a su municipio, ya que la basura procedente de Guatemala flota en el mar y enmarca una apariencia negativa en la orilla de la costa.
La funcionaria explicó que a falta de recursos económicos, lo siguiente es que el gobierno hondureño suscriba acuerdos con el gobierno de Guatemala y así dar una salida al conflicto.
Maribel comentó que están claros del seguimiento que debe tomar para abordar una demanda, y apuestan a que los gobiernos deben seguir avanzando en el diálogo, “se exhorta a las autoridades a buscar una solución definitiva”.
Asimismo, dijo que de parte de las autoridades y población afectada, han hecho lo que está al alcance, tal es caso de trascender la problemática en distintos medios de comunicación para expresar la problemática que ahí se vive, a lo que considera es lo que hasta el momento les funcionó para visibilizar la catástrofe.
“Es lo que seguiremos realizando ya que no tenemos más alcance, pues los medios de comunicación harán ruido y nosotros seremos escuchados, pues interponer una demanda no es de la noche a la mañana y serán los gobiernos quienes pondrán fin a la problemática”.
En 2020, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH), enfatizó que Honduras debe “actuar fraternal, pero firme y prontamente hacia el logro, con la debida diligencia, de una solución definitiva”.
Asimismo, indica que se debe asegurar el acceso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que resuelva conforme a la normativa del Derecho Internacional Ambiental y las obligaciones estatales derivadas del Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
La contaminación es un desastre ecológico y económico para una población que vive de la pesca y el turismo, argumentó Maribel de Umaña.
Por su parte, los alcaldes que conforman la Mancomunidad del Golfo de Honduras advierten acciones para proceder con una demanda internacional al gobierno de Guatemala. El edil de Omoa, Ricardo Alvarado, confirmó que han recibido asesoramiento por parte de abogados de Costa Rica en la búsqueda para definir los procesos legales.
Así mismo, amparados en el Tratado de Libre Comercio entre la República Dominicana, Centroamérica y los Estados Unidos (DR-CAFTA), como resultado de las presiones lograron tener una respuesta favorable en 2021.
Por medio de un escrito solicitaron que Guatemala cumpla con acuerdos ambientales y frene la contaminación o vendrán sanciones implementadas ante el incumplimiento de los tratados suscritos.
¿Fin a la contaminación plástica?
A inicios de marzo de 2022, las Naciones Unidas “acordaron por unanimidad desarrollar un tratado legalmente vinculante para poner fin a la contaminación por plásticos”, según el comunicado de prensa oficial emitido por el organismo internacional.
El tratado internacional, bautizado como "Fin a la contaminación plástica: hacia un instrumento jurídicamente vinculante", será un instrumento legalmente vinculante, con el que se podrá regular la producción, consumo y disposición de los productos plásticos, y con el que se determinarán lineamientos generales para que los gobiernos, empresas y la sociedad en general, se hagan responsables “para eliminar la contaminación por plásticos en la naturaleza”.
Este documento buscará integrar los esfuerzos globales para hacer frente a la contaminación plástica en entornos marinos y costeros, así como tomar en consideración a la ciencia para la implementación de soluciones para el diseño, consumo y gestión de residuos plásticos, sin que estos sean dañinos para la naturaleza.
Para lograr la creación de este documento, la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, integró un Comité Intergubernamental de Negociación, que “desarrollará el contenido específico del nuevo tratado, con el objetivo de completar su trabajo para finales de 2024”.